jueves, 18 de septiembre de 2014

Capítulo cuatro-Cazar o ser cazado

Abrí ligeramente el ojo derecho, lo justo para ver las ondas rojas de Valquiria en el asiento delantero. Ya era de día, y por lo que parecía me había dormido, supongo que uno de ellos dos me ha movido, pues no recordaba haberme tumbado ni haberme tapado. Me acuesto de nuevo. Al rato, unos agudos gemidos me terminaban de espabilar, <<No estarán…  >>
Me incorpore frotándome los ojos, no tarde en escuchar a ese par de dos cantando, y aquel debía ser el principio de una canción, <<Vaya canción…>>pensé.  Bueno en realidad Valquiria cantaba, lo de Henry, eran más bien gritos a coro de los de ella.  
Tenía cierto ritmo, aun así el Hardcore nunca ha estado entre mis favoritos, me debí quedar mirándoles, cosa que apenas dudo, porque entre él y ella…Termine con la cabeza apoyada en el cristal, abrochando mi cinturón y con la mirada cobriza de Valquiria sobre mi atreves del espejo.  
A noche me había equivocado,  no fue una noche larga, al menos para mí, yo me había dormido pero ¿y ellos?
-¿Has dormido bien, Vic?
La voz de Valquiria, era una voz fría. Quizás más alegre de lo que me esperaba de alguien como ella, pero aun así fría. No, no había dormido bien, por culpa de pensar anoche en lo que nos esperaba, me acorde de mi cumpleaños, y de mi cumpleaños pase… a lo que pasó la noche de mi cumpleaños. No tuve tiempo de abrir la boca para hablar, dejando un bostezo como única respuesta. 
-Me lo tomare como un “podría haber dormido mejor”-dijo sonriente, sacudiendo la cabeza. Me encantaría saber lo que pasa por la cabeza de esa mujer -Henry, Te ordeno que subas el volumen.
Henry soltó un suspiro y obedeció. Sí que debía de haber confianza entre ellos dos. Reconocía aquella canción “You’re so creepy” de Ghost town. No tarde en empezar a tararear, y a tener la mirada de Valquiria sobre mí con cara de “sé que te la sabes”
Sonreí sacudí la cabeza y solté una carcajada antes de empezar a cantar el estribillo, al menos una frase.
-¡Creepy girls you’re just my style, blood red lipstick you don’t smile, oh!
Valquiria siguió el resto de la canción, tenía gracia, Henry se quedó al margen, no parecía saberse esa canción.        
A media mañana ya estábamos en una cafetería, no era gran cosa, una cafetería típica de carretera. Con una música de todo menos nueva, comida poco aconsejable y todo eso mezclado con las batallitas de Henry.
-Estaba pensando, en que como nuestro destino es más apropiado para gente como Val y yo, que tú te quedaras aquí. O que intentaras volver a casa….
La voz de Henry me saco de mi estado de trance.
-¡Tengo en juego algo importante!...¡¡Tengo que ir!!
-Vale vienes, no pienso discutir contigo-<<Pensé que sería más difícil>>pensé encogiéndome de hombros con suavidad.-Pero, sigues estando desarmada, Victoria. Y necesitas  un arma y práctica. Míranos a nosotros, Valquiria, tiene una espada yo tengo armas en el coche.
-¿Me vas a dar una de tus armas?
-No.
-¿Pero no has dicho que necesito…?
-Sí.
-¿Entonces…?
-Es muy sencillo pelirrojilla, en el siguiente pueblo, hay una armería… -dijo con toda la seguridad del mundo, perdiéndola en un segundo continuo.-Si no me falla la memoria…
-No te falla, la armería sigue allí -interrumpió valquiria mientras limpiaba su espada.
-Solo hace falta que nuestra querida pelirrojilla, encuentre su arma.
<< Tu ya tienes un arma, pero está en casa-me dijo mi voz interior- ¡Oh, victoria eres un genio. No puedes volver a tu casa>>
-¡¡No me llames así!!-chille pegando un golpe en la mesa.-¡Tengo nombre!
-Lo sé, pero si alguien se entera de quien eres, quien sabe podría matarte.
-Pues llámame Ira.
La conversación no tuvo más cabida en el tiempo que transcurrió después de esa conversación.
Al igual que ellos mi desayuno se compuso de tan solo un café, pasaron dos horas hasta que volvimos al coche. Unas tres horas en el coche  y por fin valquiria y yo dejamos de quejarnos, porque el pueblo parecía estar ya más cerca. Por primera vez me fije en que Val, tenía un tatuaje. En la espalda, en el hombro derecho, una sola frase ‘Welcome to the club’.
Media hora más tarde, habíamos llegado, valquiria se había bajado y situado enfrente de mi puerta, abrió y me dejo paso para salir. Era un pueblo pequeño,  con pocas casas y gente que andaba con prisa, un par de personas nos habían mirado mal. No parecía ser un pueblo abierto a visitantes. Henry y Valquiria me guiaron por estrechas calles  sucias y polvorientas.
Por fin la cara de  Henry se ilumino, un cartel de madera, estaba colgando de un oxidado hierro clavado en la fachada de un edificio como el resto, sucio y gris. “Armería Destroy”
Valquiria paso la primera, tras ella yo y el ultimo Henry, ambos admiraron a su alrededor. Por lo que Valquiria alcanzo a contarme los dos encontraros sus armas en ese sitio. Observe, tanto armas blancas como armas de fuego.
-Bienvenidos.
Me gire la primera. Un hombre, parecía anciano, con el pelo rapado y un par de aun visibles tatuajes. Quizás rondara los cincuenta.
-Nye Destroy…-dijo valquiria sentándose en el mostrador -no has cambiado nada
-Valquiria, Henry, no os había conocido…-una sonrisa se dibujó en sus labios, alzando una ceja termino con unos claros y cristalinos ojos azules clavados en mi-¿Quién es la nueva?
-Crescent   Hunterblood-me presente. Quizás no había elegido ese nombre de no ser por Valquiria, como ella me había dicho, “piénsalo bien, tiene que definir lo que quieres ser, en que quieres convertirte”
-Encantado de conocerte, Crescent.
-Lo mismo digo.
-¿El arma es para ti?
-En efecto, la estamos buscando un arma, no podemos dejar que vaya por ahí indefensa -interrumpió Henry.
Nye, me había enseñado topa clase de armas. Ninguna despertó mi atención, no hasta que clave mis ojos en una espada. Una espada de un metal brillante y negro, con inscripciones en latín sobre la hoja y una poderosa empuñadura de cuero.
-La espada del jinete…-dijo colocándose a mis espaldas con su mano sobre  mi hombro. –Cuenta una leyenda que hace siglos un poderoso ser, ordeno forjar esta espada con la sangre de sus víctimas y siervos. Creando así, un arma destinada al castigo de los que osaran invadir sus tierras, profanar su país o matar a su gente.
-¿Cuánto cuesta…?-pregunte.
-Si algo en tu cabeza te dice que la cojas no te puedo pedir dinero a cambio. Pero es un arma difícil de controlar. Por eso quiero que cojas un arma de fuego para compensar. No creo que necesites aprender a apretar un gatillo.
Cuando salimos de aquella armería, había conseguido llevarme bien con Nye, según Valquiria un buen luchador, fiel y leal a su causa. Había conseguido mi arma y un pequeño regalo. Aparte de la espada que Nye bautizo como Rider, su regalo fue un colt anaconda, era pesado, pero aun así me recordaba al revolver que me regalo Dorian. No necesitaba más que entrenar y práctica. El colt, pronto estaría acostumbrada a su peso y funcionamiento, y Rider, solo debía controlarla, nunca dejar que ella me controlase a mí.
-¿Por qué has elegido Crescent y no Ira?
-Porque la Ira que conocí, no estaba lista para ir a una muerte segura.

Mi respuesta pareció descolocar a Henry, pues el silencio hasta el coche fue sepulcral.

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